Las células de Hadley describen una circulación atmosférica de aire cerca del ecuador en la que el aire cálido y húmedo asciende cerca del ecuador y se desplaza hacia los subtrópicos, donde desciende en forma de aire más frío y seco que comienza a moverse de nuevo hacia el ecuador.
La célula de Hadley, componente fundamental de la circulación atmosférica de la Tierra, es impulsada por el calentamiento desigual del planeta por el sol. El ecuador, que recibe más luz solar directa que los polos, experimenta temperaturas significativamente más cálidas, poniendo en marcha un bucle continuo de circulación del aire. He aquí un desglose del proceso:
Estas células tienen importantes repercusiones en nuestro planeta. Desempeñan un papel crucial en la circulación atmosférica global, distribuyendo eficazmente el calor. Esta circulación determina directamente los patrones climáticos regionales, provocando la formación de selvas tropicales en la zona de convergencia intertropical y el desarrollo de grandes desiertos en los subtrópicos.
Además, generan los vientos alisios, históricamente indispensables para la navegación marítima. El desplazamiento estacional de la zona de convergencia intertropical, siguiendo el cenit del sol, tiene un profundo efecto en los regímenes pluviométricos de los trópicos.
Por último, el aire seco y descendente de los subtrópicos es el motor de la formación de desiertos emblemáticos como el del Sáhara, el de Arabia y el de Australia, y tienen un gran impacto en los patrones meteorológicos globales.
En esencia, las células de Hadley representan un bucle continuo de circulación de aire impulsado por el calentamiento solar, que configura fundamentalmente los patrones meteorológicos e influye en los ecosistemas de los trópicos y subtrópicos.
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