Un chaparrón es un fenómeno pluviométrico muy intenso y localizado, que suele producirse en un corto periodo de tiempo.
Estos rápidos aguaceros pueden desbordar los sistemas de drenaje y provocar inundaciones repentinas, corrimientos de tierras y graves anegamientos, sobre todo en las zonas urbanas y montañosas.
Los chubascos se producen cuando el aire cálido y húmedo asciende rápidamente y se condensa en densas nubes portadoras de lluvia. Si las condiciones atmosféricas impiden que la lluvia se disperse gradualmente, se acumulan grandes volúmenes de agua en las nubes. Cuando la humedad acumulada se libera repentinamente, se produce un aguacero intenso.
Estos fenómenos suelen ir asociados a tormentas eléctricas, fuertes vientos y, en algunos casos, granizo. Aunque pueden producirse en cualquier lugar, son más frecuentes en regiones montañosas, donde la topografía obliga al aire a elevarse rápidamente, aumentando la condensación y las precipitaciones. Debido a su naturaleza repentina e impredecible, los chaparrones pueden plantear riesgos significativos, lo que los convierte en una preocupación para la gestión de catástrofes y la planificación urbana.
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