Garantizar la seguridad, el cumplimiento de los plazos y la conformidad de los proyectos de construcción en caso de inclemencias meteorológicas. 

Garantizar la seguridad, el cumplimiento de los plazos y la conformidad de los proyectos de construcción en caso de inclemencias meteorológicas. 

Inclemencias meteorológicas en una obra: 4 retos y 5 estrategias de proyecto

La construcción es una industria que funciona todo el año, y a menudo los proyectos deben continuar a pesar de las difíciles condiciones ambientales. Las inclemencias del tiempo suponen un grave peligro para la seguridad de los trabajadores y pueden afectar gravemente a los plazos del proyecto, al funcionamiento de los equipos y a la calidad de la construcción. 

Desde fuertes lluvias y nieve hasta calor extremo o temperaturas bajo cero, la gestión de una obra en estas condiciones requiere una planificación cuidadosa, políticas adaptables y protocolos de seguridad sólidos. Para cualquiera que trabaje en una obra, desde los jefes hasta los operarios, es crucial saber cómo gestionar el mal tiempo para evitar riesgos y retrasos. 

En este artículo analizaremos: qué son las inclemencias meteorológicas; los 4 principales retos que plantean; 4 estrategias de gestión para mitigar los riesgos meteorológicos en la construcción; y, por último, los componentes clave de una política de seguridad eficaz. 

¿Qué se considera inclemencias meteorológicas?

Por inclemencias meteorológicas se entiende el mal tiempo que supone riesgos para los trabajadores de la construcción, retrasa el trabajo o pone en peligro los proyectos de construcción. Entre ellos se incluyen, entre otros, los siguientes: 

Las lluvias torrenciales y las inundaciones anegan las obras, crean superficies de trabajo inseguras y provocan la erosión del suelo, lo que puede dañar los cimientos y el acceso a las obras. Las tormentas de nieve y las ventiscas reducen la visibilidad y pueden dar lugar a superficies heladas u obligar a cerrar las obras por falta de seguridad. 

Las temperaturas bajo cero interfieren en el curado del hormigón y merman el rendimiento de la maquinaria. Los vientos fuertes crean condiciones peligrosas en la obra, sobre todo para los trabajos elevados o el manejo de grúas y andamios. 

Los relámpagos y las tormentas eléctricas fuertes suponen un peligro eléctrico y requieren evacuaciones del lugar para garantizar la seguridad. 

El calor excesivo o las olas de calor aumentan el riesgo de estrés térmico y deshidratación en los trabajadores, especialmente en los que llevan EPI. 

4 principales retos de las malas condiciones meteorológicas 

Las obras de construcción son sistemas complejos en los que intervienen mano de obra, maquinaria y logística de materiales. Las inclemencias meteorológicas pueden desorganizar cualquiera de estos componentes. Algunos de los retos más acuciantes son:

  1. Seguridad de los trabajadores. Es la preocupación más inmediata. Las superficies resbaladizas, la escasa visibilidad y las bajas temperaturas pueden crear condiciones de trabajo peligrosas. En caso de frío extremo, existe riesgo de hipotermia, congelación y otras enfermedades relacionadas con el frío. Mantener la seguridad de los trabajadores es crucial durante los meses de invierno, y requiere formación especial, equipo y consideraciones de programación.
  2. Daños materiales. Muchos materiales de construcción -como el hormigón, la pintura y los sellantes- son sensibles a los niveles de temperatura y humedad. Si no se aplican y utilizan correctamente, pueden elevar los costes de construcción. Por ejemplo, el hormigón puede congelarse antes de curarse correctamente, comprometiendo la integridad estructural. Los daños causados por la lluvia o la nieve también pueden arruinar los paneles de yeso, el aislamiento y los componentes eléctricos.
  3. Tiempo de inactividad del equipo. La maquinaria pesada puede quedar inoperativa en condiciones de hielo o barro. Los motores pueden tener dificultades para arrancar con temperaturas bajo cero, y el sistema hidráulico puede no funcionar correctamente. El viento puede hacer que el manejo de grúas, ascensores o andamios sea muy peligroso, lo que requiere costosos tiempos de inactividad.
  4. Retrasos en los proyectos. Quizá el impacto más visible sea la alteración del calendario. Un tiempo inesperado puede paralizar el trabajo durante horas o incluso semanas. Sin los amortiguadores o planes de contingencia adecuados, esto puede convertirse en una bola de nieve que provoque el incumplimiento de los plazos y el riesgo de rebasar el presupuesto.

5 estrategias de gestión para mitigar los riesgos meteorológicos en la construcción

Aunque las malas condiciones meteorológicas no pueden controlarse, su impacto en la construcción puede mitigarse mediante estrategias proactivas de planificación y gestión. He aquí cuatro soluciones eficaces:

  1. Seguimiento meteorológico detallado. La tecnología y los programas informáticos modernos permiten supervisar y notificar las condiciones meteorológicas en tiempo real, con acceso a previsiones y datos meteorológicos hiperlocales a través de aplicaciones móviles, API meteorológicas y sensores in situ. Al mantenerse informados, los gestores de proyectos pueden ajustar los planes de trabajo diarios y tomar decisiones informadas sobre cuándo proceder o hacer una pausa.

Los equipos también pueden suscribirse a alertas meteorológicas que avisan con antelación de la llegada de tormentas, heladas o fuertes vientos, lo que les da tiempo para asegurar el equipo y los materiales. Así se reducen los incidentes y se garantiza el avance del proyecto. 

  1. Programación flexible. Los calendarios rígidos dejan poco margen para retrasos inesperados. Por eso, los contratistas inteligentes prevén "días meteorológicos", es decir, periodos intermedios para absorber el tiempo de inactividad si, por ejemplo, pasa de repente una tormenta. 

Además, secuenciar el trabajo de modo que las tareas interiores puedan realizarse cuando las condiciones exteriores sean malas permite que el proyecto general siga avanzando. 

La rotación de las cuadrillas, la ampliación de las horas de trabajo en los días de buen tiempo o el uso de técnicas de construcción modular también pueden aumentar la flexibilidad.

  1. Materiales y técnicas resistentes a la intemperie. Utilizar materiales adecuados para las condiciones meteorológicas previstas puede evitar daños y reducir las repeticiones. Por ejemplo: El hormigón para climas fríos contiene aditivos que ayudan a curarlo a bajas temperaturas. El aislamiento impermeable resiste los daños causados por la nieve o la lluvia. La madera pretratada y los metales resistentes al óxido duran más en climas húmedos.

También pueden utilizarse cerramientos temporales, elementos calefactores o deshumidificadores para crear un entorno controlado para actividades delicadas como pintar, verter o soldar.

  1. Disposición protectora del emplazamiento. El diseño del emplazamiento puede desempeñar un papel preventivo a la hora de minimizar los riesgos meteorológicos. Por ejemplo: Los sistemas de drenaje evitan la acumulación de agua. Las barreras contra el viento reducen la exposición a las ráfagas. Los refugios de almacenamiento mantienen secos los materiales. Las plataformas elevadas evitan los lugares de trabajo embarrados.

Dedicar tiempo a preparar el trazado antes de iniciar la construcción puede evitar costosas interrupciones posteriores.

  1. Una política de seguridad eficaz. Todas las empresas de construcción, independientemente de su tamaño o especialización, deben contar con una política integral para hacer frente a las inclemencias meteorológicas. Una política meteorológica bien documentada establece expectativas, garantiza un cumplimiento seguro y proporciona protección jurídica. 

Una póliza sólida contra las inclemencias del tiempo en la construcción suele incluir: 

En primer lugar, una política meteorológica para la construcción debe tener definiciones claras de lo que constituye inclemencias meteorológicas basadas en normas regionales. Procedimientos operativos normalizados sobre cuándo suspender el trabajo y cómo reanudarlo. Políticas de EPI y seguridad, como el suministro de ropa de alta visibilidad, equipos aislantes o chalecos refrigerantes.

En segundo lugar, debe haber estrategias de comunicación para informar en tiempo real a trabajadores, subcontratistas y clientes. Cláusulas contractuales y planes de contingencia que tengan en cuenta los retrasos meteorológicos, la asignación de recursos y los posibles ajustes financieros. Especialmente en proyectos regulados por sindicatos o financiados por el gobierno, estas políticas suelen formar parte de las obligaciones contractuales, por lo que es imprescindible que estén detalladas y actualizadas.

La preparación, clave de una construcción resistente a la intemperie y de la seguridad

Las inclemencias meteorológicas son una parte difícil pero manejable del sector de la construcción. Ya se trate de lluvia, nieve, calor extremo o viento, todas las obras son vulnerables a los riesgos meteorológicos. Sin embargo, con una planificación proactiva, el uso de materiales adecuados para las condiciones meteorológicas y una buena comunicación, estos retos pueden convertirse en inconvenientes manejables en lugar de costosos desastres. 

La clave está en la preparación: tener una política clara, equipar a los trabajadores con conocimientos y equipos de protección, y ser flexibles con los plazos. Con el enfoque adecuado, incluso las condiciones meteorológicas más extremas pueden tenerse en cuenta sin comprometer el éxito del proyecto.

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Publicado:

25 de abril de 2025